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Desafíos y oportunidades para enseñar a las nuevas generaciones de bomberos y aspirantes.

Sabemos que el mundo cambio rápidamente en estos últimos años, la sociedad, la tecnología es diferente a lo que fueron hace 30 años, 50 o desde los orígenes de bomberos, por lo menos en Argentina.

Los/as jóvenes que ingresan a nuestras filas provienen de contextos socio-culturales bastantes distintos del tiempo y al momento en el que ingresaron los bomberos "veteranos" que están aún en nuestras instituciones. Es así como nos encontramos con un choque generacional que, aunque en una primera instancia puede parecer que sea una dificultar para conservar las tradiciones y costumbres de nuestros cuarteles, también podría representar una gran oportunidad para repensar cómo enseñamos, cómo formamos y cómo seguimos creciendo como institución.



Dos procesos de formación inicial en choque.


Yo ingresé a bomberos en el año 2012 y por ese entonces tenía instructores -como en gran parte del país- cuya formación inicial (la "escuela" de aspirantes) la habían realizado a fines de la década de 1990 o principios del 2000. Épocas en el que la información y el acceso a los conocimientos, los recursos, las formas de hacer las cosas, los procedimientos y costumbres eran distintas.

En ese momento nos decían —y aún hoy, de vez en cuando, se escucha entre quienes fueron parte de aquella época— que estaban haciendo las cosas distintas a cómo las hacían antes, pero que todavía quedaban vestigios de las tradiciones y costumbres que los instructores conservaban y replicaban en su forma de "hacer escuela": Porque esa era la forma que habían aprendido a hacer las cosas.


Sin embargo, ya se estaba atravesando un proceso de transformación: comenzaban a cambiar y a profesionalizarse las maneras de enseñar y de formar/tratar a los aspirantes y bomberos, aunque sin perder la esencia de aquellas tradiciones que, con el paso del tiempo, también se habían ido adaptando a las épocas. Porque, en definitiva, cada generación de instructores fue construyendo su propia forma de hacer escuela, resignificando costumbres según el tiempo en el que estaban y su contexto institucional.


Estos instructores y bomberos veteranos nos contaban cómo en el pasado capacitaban a los aspirantes y cómo se aprendía ser bombero "haciendo" en lo cotidiano del cuartel y en la calle. Con menos recursos de los que contamos actualmente  pero con una vocación, iniciativa o ganas de ser bombero que motivó a muchos de quienes vivieron aquella época. No existía en aquel momento la abundancia de manuales, cursos virtuales o capacitaciones especializadas sobre los temas que tenemos actualmente. La enseñanza y el aprendizaje se daban, en gran medida, a partir de la experiencia directa y de la transmisión oral/práctica de conocimientos.

Es en este contexto en el que los instructores llevaban adelante su forma "hacer escuela", donde el saber y aprender a ser bombero se construía en el hacer cotidiano: en las guardias, en los entrenamientos o capacitaciones prácticas y sobre todo, en las emergencias reales en las que se participaba. Eran los jefes, los oficiales y bomberos más antiguos quienes desde su experiencia y trayectoria, compartían lo aprendido con las nuevas camadas de bomberos. Sus palabras y anécdotas parte del proceso de formación de bomberos.


Ahora bien, la sociedad, la tecnología, las formas de aprender y enseñar han cambiado la forma en la que las personas (y obviamente quienes nos desempeñamos en esta actividad) accedemos al conocimiento. Con nuestros celulares podemos acceder a cursos que se dictan en cualquier parte del mundo, podemos tener bibliografía técnica de una amplia de temas ya son parte habitual de la formación de bomberos.


Creo con todos los cambios de paradigmas sociales, tecnológicos y profesionales, las nuevas generaciones de bomberos no solo esperan aprender haciendo como en el pasado, sino que también entendiendo por qué se hace de ese modo. La práctica si bien sigue siendo importante, ahora resulta necesario (pareciera) la comprensión o el entendimiento de por que se hace de esa forma y siendo críticos cuando se les enseña algo o no los convence.

Para los instructores de "la vieja escuela", quizás puede resultarle difícil aceptar que el respeto y la autoridad por la institución y las tradiciones, no pasan únicamente en los años de servicio, sino en la capacidad de guiar, explicar, acompañar y actualizarse dentro de los cuarteles. Para los bomberos nuevos y aspirantes, puede resultar un gran desafío entender la importancia del respeto a la experiencia vivida, a la estricta disciplina y de ciertos valores que no siempre están escritos en los manuales.

Creo que otro punto clave en este choque generacional es la forma de comunicarnos al momento de enseñar a un otro. La forma de transmitir conocimientos ha cambiado. Hay una mayor conciencia en cuanto a las formas y modos de enseñar hacia otros que busca aprender, aún sea en un contexto tan verticalista y disciplinado como lo es nuestra profesión. ¿Se puede enseñar desde la presión y la exigencia porque se hagan las cosas rápido, bien y de forma segura y disciplinada? Si, se puede. Pero también se puede enseñar desde el respeto hacia nuestros compañeros.


No se trata de “perder autoridad”, sino de construirla desde el ejemplo, la escucha y el acompañamiento. Como instructores, debemos estar atentos a cómo decimos las cosas, a cómo damos devoluciones, a cómo motivamos. Ya no funciona tanto el modelo tradicional del instructor que habla y los demás solo repiten. Hoy, la enseñanza tiene que ser un ida y vuelta, donde los aspirantes puedan preguntar, opinar, proponer ideas a partir de lo aprendido. Y es en estos puntos donde comienza el aprendizaje.


Formar bomberos hoy en día implica enseñar técnicas y procedimientos actualizados que den respuestas a problemáticas actuales, sí, pero también formar en actitudes, transmitir cultura institucional, el trabajo bajo presión, la disciplina y construir vínculos de confianza que respeten tanto la trayectoria como el conocimiento nuevo.


Hay algo que escucho recurrentemente sobre las nuevas generaciones de bomberos "ya no son como antes", "no tienen el mismo sentido de pertenencia que antes", "ya no tienen la misma vocación". A veces (a simple vista) pareciera que es cierto, que el sentido de pertenencia se ve reflejado en fotografías expuestas en redes sociales (critica común en nuestros tiempos), pero también creo que el sentido pertenencia, la vocación también se pueden expresar de otras formas. Creo que siempre está la nostalgia del "todo tiempo por pasado, fue mejor" y que quizás no hay una presencia tan constante el cuartel. Quizás no todo el personal de bomberos va todos los días al cuartel, tal vez necesitan compatibilizar el trabajo con sus estudios, con otros trabajos, con otros proyectos personales. Pero eso no significa que no les importe de la misma forma que antes.


El compromiso de las nuevas generaciones no va tanto en el tiempo dedicado al cuartel haciendo actividades constantemente sino, creo yo, por entender para qué se hacen las cosas. Si sienten que lo que hacen tiene sentido, si sienten ue son parte de un equipo que los valora, si encuentran espacios para crecer, entonces se quedan, aprenden, se entregan al trabajo en la institución. El compromiso y la dedicación no se exige: se construye, ¿donde? en las prácticas, en capacitaciones, en acciones que sean ejemplares y no puras palabras que solo se contradicen con los hechos.


Creo que un buen punto de partida para combinar lo mejor de ambas generaciones podría ser el actualizar nuestros conocimientos sobre formas y estrategias para enseñar, así como también, el generar capacitaciones que incluyan estrategias innovadoras o llamativas que motiven a participar y a aprender. Pero para ello hay que dar lugar a la innovación abriendo la posibilidad a que las actividades en nuestras asociaciones se puedan hacer diferente logrando romper con el "esto es así porque siempre se hizo de la misma forma". Para lograr resultados distintos, tenemos que hacer las cosas de forma distinta.


Estamos en un momento histórico cargado de desafíos y también de oportunidades para enseñar a las nuevas generaciones de bomberos y aspirantes. Tenemos que apostar por una formación de nuevas generaciones de bomberos basada en la modernización e innovación educativa, apoyada en los pilares que nos dan la tradición y la experiencia. Tenemos que lograr que los nuevos integrantes tengan y sientan un fuerte sentido de pertenencia confiando en el camino que las generaciones pasadas de bomberos construyeron para nosotros, transmitiendo conocimientos y valores que enseñen lo que significa ser bombero, desde el compromiso, el respeto, la profesionalización constante y la vocación de servicio.

Si bien los recursos y las personas cambiaron y han evolucionado, la esencia por aprender de los que estuvieron antes sigue siendo uno de los pilares más valiosos que debemos cuidar y mantener para continuar creciendo como institución, mirando al futuro, apoyados firmemente en el pasado.


Edgardo Reina

Cbo. Primero.



 
 
 

1 Comment


Muy querido Edgardo, como siempre, leerte es una bocanada de aire fresco. Gracias por tu compromiso, vocación, espíritu solidario, por el esfuerzo de comprender (e invitar a comprender) dos fenómenos tan complejos: EL VOLUNTARIADO Y LA EDUCACION. Un abrazo, que esta aprendiendo a ser cordillerano, que se crió en el mar, que sigue tratando a pesar de todo...porque, sin duda, todo puede ser mejor, siempre...

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