Volver a escribir después de un burnout.
- edgardoeducar
- 20 abr
- 6 Min. de lectura
8 meses pasaron desde la ultima vez que pude escribir algo para este blog. En la sección de borradores de este blog tengo 29 artículos que nunca pude finalizar principalmente por la falta de ganas para seguir sosteniendo la atención al escribir.

Esto no me sucedió porque si. Trabajar como docente no es sencillo y por lo menos desde mi propia experiencia, mi trabajo (y la responsabilidad que conllevaba hacerlo de la forma más profesional) significaba estar horas y horas sentado frente a la pantalla de una computadora pensando y escribiendo informes, planificaciones, actividades, todo lo relacionado con mi trabajo como docente.
Terminaba tan agotado mentalmente que a la hora de hacer algo recreativo y que yo disfrutara como lo es escribir para este blog, me sentía completamente desganado y cansado de simplemente ver la pantalla de la computadora.
Hablando con otros colegas (que también son docentes) observe que a muchos de ellos/as les sucedía lo mismo. El trabajo docente (por lo menos de quienes toman seriamente su trabajo) demanda muchas horas -muchas- horas por fuera del aula. Planificando, armando informes, respondiendo mensajes, generando proyectos, y 20 etcétera mas. Que desgasta y bastante.
Ahora bien, esta situación o por lo menos la mía, no iba a mejorar. Y cada vez me costaba más poder llevar adelante mis ideas y proyectos. Tiempo no me sobraba y cada día estaba más y más agotado mentalmente y eso estaba repercutiendo en que me estaba costando cada día realizar todo con el mismo nivel de disfrute con el que empecé a desempeñarme.
Actualmente y es una realidad por lo menos en Argentina, sobre los/as maestros/as recaen un sin fin de responsabilidades y funciones: ser educadores, psicólogos, historiadores, psicopedagogos, un poco padres, a veces abuelos, escritores, matemáticos, animadores, etc. En fin, muchas profesiones en una sola persona, ante un entorno laboral que es sumamente exigente y estresante cuyo uno de los objetivos es la formación y educación de niños/as y jóvenes.

Esta realidad y la de estar de domingo a domingo sentado frente a la computadora me significó replantearme el contexto laboral en el que estaba viviendo. Estaba quemado. Estaba quemando como lo pueden estar muchos profesionales en sus distintos entornos laborales.
Poniéndome a analizar un poco más sobre la situación que enfrentaba, entendí que en realidad en mí, coexisten 2 de las profesiones más estresantes del mundo. Ya que básicamente ambos trabajos implican una gran demanda física y mental a quienes se desenvuelven cotidianamente en ellas. Son incontables los artículos y estudios a lo largo del mundo que llegan a la misma conclusión:
La cuestión del cuidado de la salud mental es algo a lo que debemos hacer frente y ocuparnos para vivir en armonía con nosotros mismos. El burnout es algo que nos puede suceder a cualquiera de nosotros en cualquier momento de nuestras vidas. Y debemos darnos cuenta cuando esto nos está sucediendo.
El sindrome de burnout
El síndrome de Burnout, fue identificado por la O.M.S como un factor de riesgo laboral ya que su exposición crónica puede deteriorar la calidad de vida de la persona que lo atraviesa, afectando en mayor o menor medid su salud mental. Una reconocida psicóloga que estudió y desarrolló bastante sobre este tema -Christina Maslach- lo describió como una respuesta ineficaz frente al estrés crónico, caracterizada principalmente por el agotamiento emocional, la despersonalización y la disminución del rendimiento laboral. Siendo una consecuencia del estrés crónico en el ámbito laboral que no ha sido gestionado de manera adecuada.
Síntomas que pueden presentarse:
Fatiga
Dolor de cabeza
Insomnio
Alteración del peso
Malestar abdominal
Tensión muscular.
Irritabilidad
Ansiedad
Depresión
Frustración
Aburrimiento
Distanciamiento afectivo
Absentismo laboral
Empeoramiento de las relaciones interpersonales
Tono de voz elevado
Llanto inespecífico
Dificultades de concentración
Conflicto con compañeros de trabajo.
Ya hablé del burnout en la docencia. Pero en el caso de bomberos el burnout el burnout tiene características particulares. Esta profesión exige intervenciones en contextos muy complejos: incendios, rescates, accidentes, situaciones donde la vida de las personas están en peligro inminente.
La adrenalina, el trabajo bajo presión, la toma de decisiones en segundos y el contacto frecuente con el dolor de otras personas generan una carga emocional muy alta. Pero sin irnos al extremo o al contexto del trabajo en emergencias, incluso para quienes cumplen funciones administrativas o de gestión en las instituciones de bomberos pueden sufrir agotamiento mental.
Hay como una falsa creencia de que como somos bomberos y estamos deberíamos estar preparados para soportar el estrés y la presión. Si puede ser que un poco lo estemos, pero la constante exposición a actividades exigentes tienden desencadenar en un agotamiento emocional, en trastornos del sueño, necesidad aislamiento, en irritabilidad, frustración constante, insatisfacción con lo que se está haciendo. Pareciera que nos acostumbramos a seguir adelante, sin parar, sin reflexionar sobre lo que estamos viviendo, quedándonos con molestias internas.
Uno de los mayores peligros del burnout (quizás no tanto como docentes -ya que se habla mucho de esto en el entorno- sino como bomberos) es que se disfraza o se simula. Lo confundimos con cansancio físico o con “malos días” que habitualmente solemos tener. Pero no es solo eso. Es una sobrecarga emocional que, si no se atiende o se busca cambiar, puede afectar nuestra salud mental, nuestras relaciones personales con nuestras familias o compañeros, nuestro compromiso con la tarea e incluso nuestra seguridad en una intervención.
Por eso es tan importante que dentro de los cuarteles se valore la salud mental (aunque también es importante hacerlo desde lo físico) . Que podamos pedir hablar de lo que nos sucede y pedir ayuda sin sentir culpa. Que existan equipos de apoyo psicológico para el personal.
Afortunadamente, en los últimos años muchas asociaciones de bomberos -incluida la que yo pertenezco- poseen el apoyo de psicólogos profesionales que colaboran con el personal que lo necesite. Pero más allá de eso, que entre compañeros aprendamos a cuidarnos, a ver cuando alguien está apagándose por dentro, incluso si afuera parece estar todo bien.
Yo conocía muy poco sobre el burnout, pero adentrándome un poco más en lo que estaba viviendo, pude identificar que mi trabajo (que con mucha pasión y esmero lo hacía) a la vez me estaba haciendo daño. Reconocer que estamos atravesando el síndrome de burnout no es fácil. A veces nos cuesta admitir que algo no está bien, que la energía ya no alcanza, que la pasión por lo que hacemos se va apagando poco a poco. Pero identificarlo es el primer paso para recuperar el equilibrio.
No se trata de rendirse o odiar lo que se hace sino de frenar a tiempo y volver a tomar el control de nuestras vidas. De entender que el bienestar de cada uno de nosotros es tan importante como nuestra vocación. Que no podemos cuidar, enseñar o salvar a otros si no empezamos por cuidarnos a nosotros mismos. Cambiar no es debilidad; es una forma de valentía. Es elegir un estilo de vida más consciente y más saludable. Los cambios a veces son sanos y necesarios. Tomo una frase de una psicóloga llamada Alicia Galfasó (trabaja con el equipo de primeros auxilios psicológicos de BB.VV de La Boca, Buenos Aires) que dice:
"Que lo que nos apasiona no nos enferme"
Quisiera agradecer antes de terminar a quienes estuvieron conmigo apoyándome mientras atravesaba este proceso. A mis compañeros, a mi familia, a quienes me escucharon y me alentaron a priorizarme y cambiar de actividad (o de hacerla en un entorno con menor presión). Que este espacio sirva para acompañar a otros que, como yo, necesitan recordar que no están solos. Y que siempre, siempre, podemos comenzar nuevamente. Está en nosotros el control de decidir cambiar nuestros estilos de vida. ¿Estamos dispuestos a hacerlo?
Cbo. 1° Edgardo Reina
NOTA DEL AUTOR
Cada articulo que se escribirá para el blog tendrá un medidor de uso de inteligencias artificiales para poder ser transparente en cuanto a que lo que aquí se expone es una creación propia, autentificando la calidad intelectual del trabajo humano y personal que se realiza en cada publicación. Soy un fiel defensor del uso de las inteligencias artificiales, pero también creo que los humanos tenemos y podemos generar buenas ideas por nuestra propia cuenta y apoyados en menor medida por las I.A .

Que agregar amigo querido, hablamos mucho del tema. Conocés mi historia y compartimos caminos similares en muchos momentos, este es uno de ellos...bienvenidos (vos, yo,...ojala que tantas y tantos otras y otros), a vidas "mejores", más sanas...apasionadas como siempre, pero con lugar para nosotros...un abrazo enorme