Formar bomberos en la virtualidad, una parte de la experiencia: Costos y asistencia.
- edgardoeducar
- 6 nov 2021
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Los bomberos hemos tenido que adaptarnos a enseñar de forma virtual y las distintas instituciones bomberiles tuvieron que reestructurarse para continuar asegurando la prestación del servicio de emergencia y la operatividad. Fuimos testigos de como la pandemia dificultó nuestras posibilidades de llevar adelante un programa de capacitación de la forma que siempre lo hicimos, motivo por el cual, la enseñanza en entorno virtual resultó ser una forma positiva de poder continuar con la formación continua dentro de nuestra profesión.

Durante el año 2020 los bomberos de distintas partes del mundo nos hemos tenido que adaptarnos a vivir y convivir con el COVID-19. Y las distintas instituciones bomberiles tuvieron que reestructurarse para continuar asegurando la prestación del servicio de emergencia y la operatividad interna de forma segura para todos los que día a día se desenvuelven como bomberos .
Para ello, a partir de la implementación de distintos protocolos, se tuvieron que reducir la cantidad de personal presente en los cuarteles debido al distanciamiento social obligatorio que han afectado las posibilidades de desarrollar reuniones y actividades de capacitación y que de alguna forma u otra impactaron en nosotros.
Las capacitaciones son una de las actividades más importantes en la vida profesional del bombero, pero con todas las restricciones que hubieron, se ha vuelto un emprendimiento difícil de llevar adelante para quienes de algún modo u otro, nos encontramos involucrados en la organización o coordinación de capacitaciones.
Como me ha ocurrido a mi y a otros colegas de otras localidades , tantas restricciones o barreras para llevar adelante clases prácticas o reuniones teóricas en las instituciones, dificultaron nuestras posibilidades de llevar adelante un programa de capacitación de la forma que siempre lo hemos hecho. Motivo por el cual, se hizo necesario buscar un método alternativo para seguir capacitando al personal (en mi caso a aspirantes a bomberos) para el trabajo en emergencia.
En este sentido, los bomberos hemos tenido que adaptarnos a enseñar de forma virtual (concepto nada nuevo en el ámbito educativo) ya que durante muchísimo tiempo universidades e institutos (y algunas escuelas) ya tenían un sistema de educación virtual en funcionamiento. Sin embargo, en bomberos, tuvimos que aprender a trabajar y a capacitarnos bajo esta modalidad.
Si bien, en el cuartel en el que actualmente formo parte, ya habíamos realizado en 2019 una experiencia con el Cuerpo Activo implementando el aula virtual Google Classroom, en 2020 junto con un equipo de instructores de la región en donde vivo, tuvimos que desarrollar un programa de capacitación virtual orientado a la formación inicial del bombero - es decir, el aspirante-. Pero aquella primera experiencia con Google Classroom, nos permitió entender y adaptarnos rápidamente a la nueva dinámica pandémica de enseñanza y aprendizaje.
En aquel momento, mediante una investigación que llevamos adelante con un colega mío, Alberto Alecio (quién ya escribió un magnifico articulo en este blog- link aquí- ) pudimos comprobar que casi la totalidad de los bomberos tenían habilidades digitales para poder adaptarse y aceptar este tipo de modalidad de capacitación.


Presentación de la investigación que desarrollamos en 2019 con las pautas para implementar un aula virtual dentro del contexto de una institución en particular.
El brindar clases desde distintas localizaciones entre instructores y personal (de bomberos y aspirantes) parecía ser una solución a estas dificultades de viajar o juntarse en un mismo lugar, o incluso, para que personas aisladas por tener COVID positivo pudieran asistir a las capacitaciones.
Aunque al principio, montar un programa de capacitación virtual puede significar algo complejo y difícil de llevar adelante. Desde la experiencia en formación de aspirantes de distintas localidades, se puede decir que ha sido posible y hasta positivo en algunos aspectos.
Tuvimos que sortear preocupaciones e incertidumbres, respecto al proceso. Sin embargo, gracias a la planificación de las clases pensadas para la virtualidad y a la comunicación entre instructores de las localidades respecto a las distintas acciones que se podían y debían llevar adelante en cada lugar, es como se logró potenciar este espacio de aprendizaje virtual.
De este modo pudimos tener instructores expertos en una materia o tema enseñando a aspirantes dando clases de calidad e interactuando directamente con ellos, cuestión que hubiera sido un poco más difícil de realizarlo en caso de tener que hacerlo de forma presencial. Y obviamente ahorrando a todos, el tiempo y los recursos para poder dictarla.
Cada clase virtual requirió que haya un instructor y moderador de la misma, garantizando la organización y comunicación de los enlaces para que la recepción de los asistentes a la misma se lleve adelante sin problemas, supervisando su optimo funcionamiento o solucionando dificultades propias a la actividad virtual que dificulten las interrupciones en la clase. Esta persona de apoyo, fue y es tan vital como el instructor, ya que es quién hace posible que la clase virtual funcione.
Las temáticas de las clases virtuales si bien consisten en presentaciones basadas en la teoría, implica que se planifiquen de todos modos una parte práctica para que pueda ser llevada (en lo posible) al mismo tiempo que la clase virtual o de forma asincrónica luego de ella para poder aplicar lo aprendido. De esta forma, como se puede observar, es posible implementar en la virtualidad una aplicación práctica para formar íntegramente al futuro profesional de la emergencia. Así es como las clases teóricas de comportamiento en incendio o en inmovilización de victimas en Atención Prehospitalaria pudieron tener bajo la dinámica de cada institución, su correspondiente práctica.
En cuanto a la asistencia, la virtualidad permite una amplia asistencia y aun así, quienes no puedan asistir o participar, si la clase es grabada puede ser vista a destiempo por ellos, logrando una completa llegada a todos o poder consultar nuevamente dicha clase.
La facilidad en el acceso e implementación de la virtualidad es un factor más que positivo para decidirse a montar un programa virtual de capacitación. Además, el costo de la asistencia o participación del personal a la misma, se reduce notablemente a diferencia de que si tienen que viajar muchas personas a un lugar para asistir a una clase teórica de forma presencial.
Por otro lado, la interactividad entre instructores y participantes exige un poco más de trabajo en el desarrollo de habilidades para enseñar bajo está dinámica. Propiciar clases interactivas desde la virtualidad requiere de hecho, más trabajo, ya que los instructores deben realizar muchas tareas a la vez: presentar las diapositivas, mostrar un video o compartir la pantalla sin que se trabe y a la vez motivar a la participación a través de preguntas o debates es por demás exigente. No todas las personas se sienten cómodos al trabajar en un entorno virtual y los primeros momentos de la clase pueden llegar a ser incomodos. Sin embargo, el participar en ellas, y la constante práctica ayuda a ir ganando más seguridad y habilidades para hacerlo.
Obviamente que enseñar en bomberos de forma virtual y presencial no es lo mismo y que todavía se sigue trabajando para mejorar e innovar. La gran cantidad de información que se debe procesar para quienes coordinan esto implica una sobrecarga de trabajo. Hacer el seguimiento de las trayectorias académicas a partir de la sistematización de la información y registro de datos es por demás complejo pero necesario para tener conocimiento de las condiciones en las que se encuentra cada persona.
La pandemia nos puso muchas barreras sociales, nos cambió la vida, nos aisló de nuestros compañeros/as, cambió nuestra forma de vivir la profesión y sobre todo en aprender y enseñar en instituciones como la nuestra. Reconozco que aunque enseñar desde la virtualidad ayuda a llegar a muchas personas que se encuentran lejos y permite que las instituciones puedan continuar formando a su personal a menor costo, pero por sobre todo que bomberos que no puedan por cualquier motivo viajar a otro lugar a formarse, puedan de todos modos asistir e interactuar mediante esta modalidad, la virtualidad no debería ser la única vía de formación.
La enseñanza y el aprendizaje en la virtualidad no es un sustituto o reemplazo a la presencialidad de las prácticas. Sin embargo, se puede hacer un gran trabajo utilizando ambos entornos y que se puede seguir utilizando más allá de que en el mundo se estén flexibilizando las medidas de restricciones. Debemos seguir experimentando con las distintas tecnologías de la información y la comunicación (TICS) para ver de qué forma las podemos utilizar en bomberos para formar al personal teniendo en cuenta el contexto en el que nos encontremos.
Esta es una parte de la experiencia que ha significado trabajar en entornos virtuales de enseñanza en el contexto de aprendizaje como es esta profesión. No es el único camino ni la única experiencia virtual llevada adelante en pandemia (y que actualmente seguimos llevando adelante pero a mayor escala) pero espero que sirva para animarse a implementarlo en donde sea del mundo que estén. Buena Suerte.
Prof. Edgardo Reina
Bombero.
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