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Los túneles sin salida o devoradores del tiempo en capacitaciones: las opiniones personales.



Voy a describir una situación y quiero que te pongas en el lugar del protagonista: Luciano.


Luciano es un bombero con varios años de experiencia en su cuartel y se encontraba en una capacitación. Suele ser un participante activo en las clases y suele estar atento a las preguntas que hacen los instructores.

La clase en la que estaba era sobre técnicas avanzadas de rescate en incendios estructurales, un tema importante para mantenerse actualizado ya que en la misma, estaban abordado algunas técnicas novedosas de rescate. Sin embargo, la atención de Luciano se desviaba de la clase debido a una discusión que había sucedido entre sus compañeros, Anabela y Lisandro.


La discusión había comenzado cuando Anabela mencionó su preferencia por el uso de ciertas herramientas de rescate para realizar una técnica, mientras que Lisandro defendía una técnica completamente diferente. La conversación había escalado y ambos estaban presentando argumentos apasionados a favor de sus puntos de vista. El instructor de la capacitación intentó en varias ocasiones redirigir la atención del grupo hacia el tema principal, pero de todos modos daba lugar a que Anabela y Lisandro parecían estar decididos a no ceder en sus opiniones.


Luciano, que al principio había estado interesado en la capacitación, se sentía cada vez más frustrado. A medida que los minutos pasaban y la discusión continuaba, su aburrimiento se transformó en una creciente sensación de incomodidad. Ya había tomado notas y comprendido los aspectos clave de la clase, pero se veía atrapado en la confrontación de sus compañeros, que parecía no tener fin. Giraba en bucle sin salida.


Luciano comenzó a pensar en dejar la sala de capacitación. Se empezó a imaginar qué tenía que hacer cuando llegara a su casa, a hacer garabatos en la hoja en la que tomó apuntes, a mirar algunos detalles del lugar de la capacitacion de la que nunca se habia percatado que existían. Sabía que no era productivo seguir escuchando la discusión, y se sintió tentado a buscar un poco de aire fresco afuera, ir al baño, a hacer mate. Sin embargo, también comprendía la importancia de la capacitación, era su deber estar allí y habia hecho un gran esfuerzo por no faltar. Decidió quedarse por un tiempo más, con la esperanza de que Anabela o Lisandro finalmente llegaran a un acuerdo o que el instructor pudiera reenfocar la clase.


La situación en la capacitación se volvía cada vez más tediosa para Luciano , quien deseaba que sus compañeros dejaran de discutir y permitieran que la capacitación avanzara o que el tiempo de capacitación legara su fin. Mientras tanto, se preguntaba si había una manera de intervenir y poner fin a la confrontación. Pero el tiempo seguía pasando y las opiniones encontradas también.


¿Quién no se sintió Luciano alguna vez en una clase? Yo si. Muchas veces. Sobre todo porque suelo distraerme fácilmente si algo no me cautiva o resulta interesante o si hay discusiones que no llevan a nada.

Estas discusiones o intercambios, en ocasiones pueden ser muy significativos en cuanto a los fines de la capacitación porque aportan algo significativo a la misma. Aportando un punto de vista o abriendo la posibilidad a una discusión que permite abordar a la temática desde una perspectiva muy interesante. O puede resultar todo lo contario. Este intercambio de opiniones se convierte en una ronda de catarsis interminable que puede devorarse mucho tiempo de una capacitación. Cada persona expresa su parecer que puede desviarse de la idea central de la clase.

Ahora bien, entendamos primero qué es una opinión y que las caracteriza:

Una opinión puede definirse como una declaración/expresión subjetiva de lo que una persona piensa, siente o cree sobre un tema, situación o asunto en particular. En este sentido las opiniones se basan en las creencias, valores, experiencias personales y perspectivas que tiene cada persona y no necesariamente se basan en hechos objetivos o evidencia concreta.


Muchas discusiones o aportes que se realizan en las capacitaciones se apoyan en muchos casos en opiniones que no llevan a nada. Los debates, intercambios, puestas en común, resultan interesantes cuando tienen un determinado fin y está relacionado concretamente con lo que se está enseñando y debatiendo. Sin embargo, si no se regulan, si no se va directamente al grano, la discusión se cae, y la capacitación se convierte en un callejón sin salida.


Más allá de las opiniones que cada uno pueda llegar a tener y el interés en aportar algo a la clase que se está presentando, es necesario, entonces encausar el sentido de la opinión. Para ello creo que si nos acostumbráramos a dar opiniones basadas en hechos, será más rico y productivo a los fines de la capacitación.


Los hechos son afirmaciones objetivas que se respaldan y demuestran teóricamente o desde la práctica. Una opinión que se basa en un hecho, permite sustentar y aportar a la opinión un valor agregado mientras que las esta última por si sola es de carácter subjetivo y pueden estar influenciadas por la emoción y la percepción personal.

Las opiniones basadas en hechos desempeñan un papel fundamental en la comunicación y el debate público, ya que permiten a las personas expresar sus puntos de vista y participar en discusiones con eficacia. Sin embargo debemos ser conscientes cuando nuestra opinión es solo eso y no estamos aportando más que dolor de cabeza y estrés a quienes nos están escuchando.


Como profe, paso 4 horas en el aula con mis estudiantes, los cuales me enseñan a profesionalizar y buscar estrategias a mi forma de enseñar. Al escucharlos/as, muchas veces sus aportes o discusiones no están relacionados al tema que quiero trabajar, y hace que todo el aula pierda el hilo de lo que se está enseñando. Para ello he tenido que buscar e inventar distintas formas de guiar una clase para que, en caso de surgir momentos de discusión, pueda encausar lo que se está enseñando y no se desvíe la atención de mis estudiantes y pudiendo continuar con el normal desarrollo de la clase.


Aquí hay algunas ideas que nos pueden ayudar a enfocar nuestras capacitaciones:


- Tener en claro el rol como instructor.

Quien tiene el poder de frenar los debates o las opiniones, es el/la instructor/a. Estos deben intervenir activamente identificando el momento en el que las personas comienzan a desviar el sentido de la capacitación con opiniones.

El instructor puede interrumpir al participante de forma respetuosa con frases como. Gracias por tu opinión, pero vamos a centrarnos nuevamente en el tema que estábamos desarrollando"


- Anticipar el sentido de la capacitación o los objetivos de la clase.

De esta forma, los bomberos pueden anticipar a que va la clase y pueden brindar opiniones o aportes más exactos. El instructor puede además hacer preguntas o comentarios que ayuden a los participantes a volver al tema en cuestión y volver a centrarse en el objetivo de la clase.


-Establecer reglas claras para la participación.

Sobre todo en temas que pueden dar lugar a extensas rondas de opiniones, es necesario mencionar cómo se va a organizar dicha participación. Debates o preguntas al final de la clase o después de explicar un tema, etc.


- Mencionar a los bomberos de compartir sus opiniones de manera breve y concisa.

De forma que puedan percatarse de lo que están diciendo y tengan la posibilidad de sintetizar la idea o se enfoque en lo principal de su opinión o de lo que estaba diciendo.


Es importante tener en cuenta que los debates y las opiniones son parte natural de cualquier proceso de aprendizaje. Sin embargo, es importante asegurarse de que estos debates sean productivos y que no se conviertan en una distracción. Es responsabilidad de quienes llevan adelante las distintas dinámicas y clases estar atentos a estos momentos. El no accionar ante debates o comentarios interminables pueden crear un clima contrario al que deseamos en nuestras instrucciones.


Como en cada articulo, gracias por leer.

Saludos a cada uno de ustedes.


Edgardo Reina



 
 
 

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